'Boris Godunov' decepciona
El viernes tuve la oportunidad de asistir a 'Boris Godunov' en el Teatro Bretón de Logroño. La obra de La Fura dels Baus venía precedida del ruido mediático que supone meter a un grupo de encapuchados con metralleta en un escenario. La representación se inspira en el secuestro del teatro Dubrovka (Moscú, Rusia) por parte de guerrilleros chechenos en octubre de 2002. El acto terrorista finalizó con 130 rehenes y 41 asaltantes muertos.
Según la propia compañía, la obra "no pretende ser una reflexión sociológica o política del fenómeno del terrorismo. Se trata de sumergir al espectador en una experiencia extrema. Recuperar la función catártica del teatro y permitir al espectador vivir la experiencia aterradora de uno de los principales miedos contemporáneos: el terrorismo". Pues bien, creo que 'Boris Godunov' falla precisamente en su objetivo. Ni provoca una experiencia extrema ni aterradora. El público de Logroño hasta se reía.
Nunca antes había asistido a una obra de La Fura. Tenía una expectativa muy alta con la compañía catalana. En anteriores trabajos siempre hacían participar al público, el patio de butacas era cómplice y me apetecía formar parte del espectáculo. Sin embargo, el viernes, nada de nada. Más que un secuestro parecía el ensayo de un secuestro. Pienso que muy poca gente tuvo la sensación de estar encerrada por unos terroristas suicidas.
El espectador apenas participa, es un mero figurante que resta verismo a la interpretación. Así es difícil meterse en la obra. Creo que La Fura debe provocar más al público y hacerle interactuar y no ser un mero espectador de un acto terrorista. Por ejemplo, ¿por qué no subir a uno de nosotros y provocarle con la posibilidad de una ejecución?
En descargo de La Fura, el espectáculo tiene ritmo y sabe compaginar vídeo e interpretación con la continuidad necesaria para no desconectar. Pero..., a La Fura le faltó sangre.
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