sábado, 13 de junio de 2009

Save the press, save the world (4): 'end-user innovation' contra e-reader

Una de las últimas ediciones de la revista 'Time' lleva a portada un smartphone con un twitt. El mensaje es un sugerente reclamo para leer en páginas interiores el reportaje 'How Twitter will change the way we live (in 140 characters or less)'. Steven Johnson es el autor de este artículo que, además de un repaso por la repercusión social de la herramienta de microblogging, hace una interesante reflexión sobre la innovación y las necesidades de los usuarios.

Johnson analiza la evolución de la competitividad de Estados Unidos en las últimas décadas. Para ello recurre al número de patentes que se han registrado en suelo americano y muestra su declive desde mediados de los años ochenta en favor de las economías asiáticas (Japón, China e India). Sin embargo, Johnson cree que los norteamericanos están recuperando el liderazgo perdido en innovación y competitividad no sólo gracias al trabajo de científicos o investigadores sino a la actitud de consumidores y usuarios que encuentran nuevas posibilidades o valor añadido en herramientas como el propio Twitter, eBay o el iPhone. Al producto del trabajo de este nuevo agente innovador, según la definición de Eric von Hippel, profesor del MIT, se le conoce como 'end-user innovation'. Los consumidores adaptan un producto a sus necesidades y generan una nueva propuesta; Johnson pone varios ejemplos en el propio Twitter como son el 'hashtag (#)' o cualquier aplicación o uso creativo en la herramienta.

Este artículo, además de servir una suculenta carga de patriotismo americano, permite plantear y especular sobre el futuro de aplicaciones y herramientas que están cambiando nuestro estilo de vida. Una de ellas es el e-reader, uno de los 'cacharros' con los que la industria editorial y periodística pretende conseguir una feliz transición entre el papel y el formato digital. Quizá ahí esté el error.

Los kindle y cía. presentan una barrera inicial que lastra su futuro: están concebidos para los usuarios que proceden del papel y ofrecen poco valor añadido a los 'nativos digitales'. Sus creadores han pensado en un público objetivo que pide una adaptación muy fiel del medio físico (libro, periódico, revista...). El responsable de la 'end-user innovation' va a exigir a su kindle nuevas utilidades como acceso completo a la red o incluso una guía de ocio de la zona en la que está leyendo. Lo va a tener fácil. Estas posibilidades ya las ofrecen un smartphone o un netbook, que incluso son más baratos que la propia herramienta de Amazon. Esta situación recuerda a aquella promoción de una entidad financiera española que ofrecía 'pcs tontos' que sólo podían navegar. ¿Qué pasaba cuando el usuario descubría que con un 'pc normal' además de navegar también podía descargar y ver películas, jugar a videojuegos...? Así que..., puede que el 'e-reader' ya estuviera inventado cuando llegó kindle...

Artículos anteriores:
Save the press, save the world (2): fondos para hacer periodismo de investigación
Save the press, save the world (3): la web semántica y el periodismo

Rubén Vinagre: ahora estoy escuchando "Sacrifice", Elton John.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ESTE BLOG ES BUENÍSIMO.
ENHORABUENA AL ADMINISTRADOR.